La piedra

Diciembre del 2015
El silbatazo final llegó, y la celebración no se hizo esperar. La liga estudiantil de futbol en su torneo invierno 2015 tenía un campeón, el deportivo Valles, con mi hijo de capitán. Memito alzó la copa y todos alrededor gritaron, y en las gradas todos los padres Valles cantaron la porra oficial. Todos menos yo, que estaba en un avión que ya no llegaría a tiempo al juego. Pero bueno, había cerrado un excelente trato con un cliente, y eventualmente podría compensarle a Memito con un gran regalo.
Memito y sus amigos caminaron hacia fuera de la cancha con el trofeo, y él echó un último vistazo a la grada, antes de salir. No me encontró.
En la noche llego a la casa y le doy un gran abrazo, no está muy contento, pero ya está acostumbrado a que yo no llegue a eventos importantes. Me acuesto junto a su mamá, y ella no quiere hablar.
Diciembre del 2020
Es más de medianoche. Estoy intentando dormir en el departamento que rento yo solo desde hace dos años. De repente se prende mi pantalla del celular, lo tomo para verlo. Mensaje de whatsapp, “NECESITAMOS UN PARO. somos Checo y Ricardo. Ven por nosotros, estamos en la cárcel”. Tengo 10 años que no los he visto, pero al final son mis ex socios, mis idealistas compañeros de la facultad de ingeniería. Unos años después de la graduación, dejé el proyecto que teníamos juntos para dedicarme a inversiones más lucrativas, decisión que me resultó mucho mejor a la larga. Yo ya tenía lo suficiente para retirarme. Ellos no tenían para pagar una fianza.
Llego a recogerlos, pago la multa a una señorita que aun con cobrebocas tiene expresión de fastidio, y mis amigos salen a la recepción de los separos, donde los espero. Me sorprendo de que tengan algo de hollín en sus rostros. En el camino de regreso me platican lo que sucedió, una gran explosión en una máquina, en una oficina y en un departamento rentado. La multa fue por daños a propiedad ajena y por escandalizar. El resto del trayecto lo hacemos en silencio por el cansancio de todos, pero al dejarlos frente a su edificio, aunque ya está amaneciendo, me bajo para que mi chofer no escuche y les pregunto qué estaban tramando.
– Es algo sorprendente. Nadie, ni tú lo vas a creer.
– Díganme weyes- les insisto.
– Viajes en el tiempo.
Me río.
– Y habíamos logrando el mayor avance en toda la historia de esta búsqueda de siglos.
Veo el reloj, son mas de las 6 am. Me despido sin creerles nada.
Quince días después, empiezo repentinamente a sentir un gran dolor en cabeza, y poco después viene la tos y los temblores. Me voy a hacer la prueba y salgo positivo a COVID. Mando mensaje a mi Memito para informarle y para que sepa que estaré bien en aislamiento, al fin y al cabo tengo todo tipo de apoyo- choferes, señoras de servicio, etc. El no se preocupa demasiado, me dice OK, PA ME AVISAS. Cada vez las cosas son más frías entre nosotros, y el año entrante ya se irá de la ciudad, si la pandemia lo permite.
Es nochebuena del año más triste de la historia, y estoy aislado, solo y aburrido. Decido escribirles a Checo y Ricardo. Hago un whatsapp de los tres.
-Platíquenme más de ese proyecto.
-Logramos enviar objetos, aún no seres vivos, y sólo al pasado de momento. Pero hay un gran problema. Espero que pronto lo podamos resolver. Y si no nosotros, alguien en los siguientes años.
-¿Cuál?
-Lo que mandamos se quema, sí llega, pero hecho cenizas.
-¿Y que pretendían hacer con eso si lo lograban? ¿Ayudar en algo de la vacuna? Sé que ustedes no dan pie con bola.
-De la vacuna, aunque enviáramos información de los avances de hoy al pasado, nadie nos hubiera creído. Era importante que las farmacéuticas buscando la vacuna vieran en tiempo real el proceso de pruebas en personas, a raíz de que se conoció la secuencia del virus.
-¿Entonces?
-Enviarnos a nosotros mismos información para hacer algunas inversiones aquí y allá y asegurar nuestro futuro, o más bien, nuestro presente.
-Se pasan de lanzas jajaja.
-Logramos cruzar el umbral, eso es un hecho. Y con lo que aprendimos desde la noche que nos ayudaste, Ya no hay explosiones, ya mejoramos.
Silencio en el chat.
-Apuéstale. Podemos hacer que caiga una piedra de polvo quemado en cualquier momento del pasado, incluso podemos elegir el lugar con increíble precisión, como un GPS.
-Va. Cien mil pesos. No les creo nada.
-Elige un lugar, de preferencia de la historia reciente, de unos 40 años para acá, que se pueda ver en youtube, para probarlo más rápido. Algún evento público al aire libre, en el que una bola de polvo cayendo del cielo sea muy notoria. Podemos incluso pegarle a alguien y lo más probable es que no le hagamos mucho daño.
Me paso unas horas viendo youtube. Hago una elección, y unos minutos después me mandan una foto de algo que parece como un pequeño horno, encendiéndose. La pantalla del aparato dice
“23 de Marzo de 1994, 17:12 horas. Tijuana México”.
Aun no les creo nada. Me quedo dormido. Mi cansancio y dificultad de respirar aumenta.
Al día siguiente, 25 de Diciembre, despierto y noto que respiro con más problemas. Hablo a Memito a ver si le gustó la consola de videojuegos que le envié con los choferes, ni siquiera la envolví.
Después, hago mi investigación, y entro a youtube.
Luis Donaldo Colosio camina por Lomas Taurinas con la música de “La Culebra”. Se acerca un hombre de gorra, y … un objeto borroso golpea a Colosio justo en el momento que el hombre saca la pistola. El candidato se agacha, y el disparo falla. La multitud se vuelve loca, corren para todos lados. El título del video “intento de asesinato a Colosio”. Entre los comentarios se menciona que nunca se explicó completamente lo sucedido, que la piedra caída del cielo tenía orígenes divinos por la ceniza sagrada, temas de reptilianos, y así sucesivamente.
En el momento, sin poder asimilar lo que he visto, y lo primero que hago es ir y reviso mis cuentas en la banca en línea. Todo normal, mis inversiones de cobertura en dólares están ahí, y afortunadamente valen casi lo mismo, poco más de 25 millones de pesos. Ingreso a mi cuenta para movimientos diarios, y hago la transferencia bancaria a mis amigos por lo de la apuesta.
Ahora sí, como no puedo salir, me dedico frenéticamente a buscar en mi laptop los cambios que esto generó en el país.
Algunas cosas me sorprenden por lo diferentes que son, otras me decepcionan por lo parecidas a lo que yo conocía. El actual presidente es un empresario del norte del país, sin partido, cuyo nombre apenas había escuchado. La devaluación del peso del 94 sucedió también. No hubo presidencia de Fox ni de Calderón, de hecho la alternancia tomó 12 años más para suceder, pero quien llegó en 2012 por el PAN era también un casi desconocido para mí. No hubo guerra contra el narco, pero sí hubo muchos malos eventos de pequeña y gran escala en seguridad.
Paso varias horas navegando en la red, y recuerdo que es hora de checarme la oxigenación de nuevo. Espero un par de segundos y veo un número temido: 78.
Dos días después, me informa mi internista que por los resultados de los estudios que me pidió, lo mejor es que me interne. Mientras el chofer me lleva al hospital privado, veo con mis propios ojos algunos sorprendentes cambios de nuestro experimento: diferentes nombres de calles, monumentos que antes no existían, y así sucesivamente. Pero poco puedo asimilar de todo esto, pues cada vez respiro con más esfuerzos, y de manera más superficial. Estoy asustado.
Tres días después de entrar a hospital, el médico que me está tratando se acerca a mí, para decirme que estoy empeorando y que es necesario intubarme. Escribo a memito, me dice que me quiere, que todo estará bien. Su mamá no me escribe. Puedo entenderlo, no fui el mejor compañero en los años que estuvimos juntos. Recuerdo que Memo es un muchacho fuerte e inteligente, pienso en él con toda la lucidez que mi estado me lo permite.
Ingreso al portal del banco, y hago un movimiento inusual, pero que me dará un poco de tranquilidad, transfiero los 25 millones de inversión a la Asociación Civil que yo le doy cada año una medida aportación que lava mi conciencia, a una Asociación que atiende niños con cáncer. Menuda sorpresa que tendrán mañana. Dejo una nota que aclara todo, por si después hay controversia.
Antes de que llegue el proceso de intubación, escribo a mis viejos colegas Checo y Ricardo.
“NECESITO UN PARO”.
Diciembre del 2015
No entiendo cómo es que no he perdido la conciencia. ¿Al llegar al suelo la perderé? Aquí voy, cayendo por los cielos a toda velocidad. Espero que Checo y Ricardo hayan sido tan precisos como en lo de Colosio. Poco a poco puedo ver el rectángulo verde de pasto, la cancha, y me alegro, pues voy en la dirección correcta. Es una tarde despejada.
Empiezo a oír, de manera inexplicable, la última canción que me había gustado en vida, THROUGH THE MISTS OF TIME de AC/DC, lanzada durante la pandemia, como homenaje a su guitarrista fallecido. ¿Será esto un umbral, una puerta a algo mejor?
Sigo cayendo, me acerco al suelo. Por fin puedo ver que Memito alza la copa, todos sonríen y gritan y salen de la cancha con el trofeo. Voltea a la grada, y no me encuentra.
Y entonces, antes de que abandone la cancha, una pequeña piedra de polvo cae en el césped, a unos metros de él, haciendo un ruido seco. Y luego un pequeño torbellino de polvo oscuro.
Memo voltea a verlo. Se queda quieto, intrigado. Sin poder explicarlo, siente un poco de paz.
Y sale de la cancha.